CÓDIGOS SAGRADOS.
Los Códigos Sagrados son un recurso de emergencia que La
Divinidad ha dejado reservados para los momentos más difíciles que toquen
atravesar. Responden a una matemática de otra dimensión, y, básicamente, son
números que mueven determinadas energías.
Al recitar un Código, la energía del que lo está usando se funde con la del Ser de Luz al que se está invocando, lo que trae como consecuencia la manifestación, es decir, la concesión de aquello que se pide.
Al recitar un Código, la energía del que lo está usando se funde con la del Ser de Luz al que se está invocando, lo que trae como consecuencia la manifestación, es decir, la concesión de aquello que se pide.
Si quieres los Códigos Sagrados numéricos en tu vida, debes
entender que se trata de un recurso en el que hay que confiar, con el alma
entera. Estos códigos pertenecen al Reino del Corazón, y sólo funcionan para
aquellos que vibran en esa secuencia.
Para que no te resulte difícil,
puedes usar un collar con 45 cuentas, o incluso un cordel con 45 nudos (que
cumple una función idéntica al rosario cristiano, por ejemplo). Recita el
Código Sagrado sosteniendo la primera cuenta, y pasa a la segunda cuando lo
repitas por segunda vez. Puedes decir el código mentalmente o usando la voz. Lo
importante es que sientas la vibración que ese número genera en tu alma (al
principio, puede ser más fácil si lo dices en voz alta).
Puedes recitar el número como más cómodo te resulte. Por ejemplo, el número 123 se puede decir de una vez (ciento veintitrés), número a número (uno, dos, tres), o, si es un número más largo, se puede recitar de dos en dos o de tres en tres. Lo importante es que surja del alma.
Luego de recitar los Códigos Sagrados, es importante agradecer a La Divinidad por habernos permitido vibrar en esa frecuencia.
Puedes recitar el número como más cómodo te resulte. Por ejemplo, el número 123 se puede decir de una vez (ciento veintitrés), número a número (uno, dos, tres), o, si es un número más largo, se puede recitar de dos en dos o de tres en tres. Lo importante es que surja del alma.
Luego de recitar los Códigos Sagrados, es importante agradecer a La Divinidad por habernos permitido vibrar en esa frecuencia.
La misteriosa matemática de otras
dimensiones, eso son los códigos
sagrados. Se trata de simples combinaciones numéricas que le fueron revelados a nuestra humanidad para
que tendiéramos puentes directos con los seres de luz que nos guían y protegen.
A través de esta herramienta,
seremos capaces de abrir un portal
hacia el planeta de la misericordia: Oasisbeth. Aunque es un proceso que
resultará invisible para nosotros, estaremos conectando con Dios y nos
deleitaremos con todos los milagros que son propiciados desde allí.
Al invocar los códigos sagrados, nuestra energía se funde con la de los
maestros que estemos llamando según sea el caso. Si logramos conectarnos
con esa fuente superior, ocurrirán procesos maravillosos de sanación para
nuestra alma según sea nuestro propósito.
Se cree que la gran divinidad ha
guardado con recelo los códigos sagrados hasta que sea realmente necesaria su
divulgación. Lo único que puede generar su manifestación es una situación de
“emergencia” en la que sea imperioso salvar almas durante tiempos de oscuridad.
Esto ha generado que muchos crean
que el mundo está en un grave proceso de involución. Sin embargo, herramientas como los códigos sagrados abren
puertas a la esperanza y a la propagación de luz en nuestro planeta tierra. Con
ellos también seremos capaces de acelerar nuestro crecimiento espiritual. Los
códigos sagrados son una herramienta esencial para conectarte con tu Divinidad
y hacer que tu vida evolucione en: Salud, Prosperidad, Abundancia, Amor y todo aquello que quieres para tu vida para un progreso
espiritual y económico. Los códigos sagrados son una herramienta para
desarrollar tu visión espiritual para ti y los tuyos, se pueden aplicar con los
Ángeles y es una potencia poderosa para tu evolución espiritual y tu
crecimiento personal, mejora tu calidad de vida y sobre todo abre un caudal de
Amor Incondicional.
MONICA ZERPA. ELANGELUS.
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